PEQUEÑAS ANCLAS PARA SONREÍR

En el noveno episodio de Buen Beat, el podcast que hacemos David Josué y yo, hablábamos de esas “anclas” que nos mantienen firmes e inspirados en medio de esos mares en los que a veces nuestro ser se encuentra a la deriva por miles de circunstancias del día a día. La inspiración para mí es ese estado en el que estamos seguros de que todo es perfecto y de que estamos en el lugar correcto y agradecidos por todo lo que ya somos. Las creencias obsoletas, los complejos o algunos agentes externos vienen muchas veces a expulsarnos de esa sensación de paz y creatividad y esas anclas son los recursos a los que podemos siempre volver para estabilizarnos de nuevo. 

David platicaba que las suyas son andar en bicicleta o correr, escuchar podcasts y trabajar en proyectos fotográficos personales. Yo compartí que las mías son caminar por la naturaleza, leer y ver imágenes bellas y mi ritual por la mañana, que consiste en meditar y tomarme un té de limón mientras apunto en mi agenda lo que me gustaría hacer ese día. Los dos tenemos muchas más, así como todo el mundo las tiene, pero al final me quedé pensando en que también tenemos otras mucho más pequeñas, que quizá por sutiles a veces nos pasan desapercibidas, pero que cuando volvemos a encontrarnos con ellas nos dibujan una sonrisa en el alma.  

Me refiero a esos detalles pequeñísimos y de la vida diaria, a los que me imagino como caricias que nos brinda el universo aunque no estemos conscientes de ellas por las prisas o aquellas cuestiones “importantísimas” que mantiene a nuestra mente con la agenda tan apretada. Entonces pensé en hacer una lista que, quién sabe, quizá venga bien en momentos de locura para detener el paso y volver a confiar. ¿Cuáles son las tuyas?

1. el aroma del café que David muele por la mañana

2. las florecitas color morado en la entrada de mi casa que con el sol se abren y por la noche se cierran

3. el agua caliente en la regadera

4. el frío del piso en mis pies descalzos en el verano

5. besar los pies de Matías

6. las cortinas blancas de mi recámara

7. que se acabe el hilo justo cuando terminé de coser

8. las toallas de colores apiladas en la repisa del baño 

9. mi taza de cerámica favorita 

10. el olor a vainilla de mi crema de manos

11. un feed de instagram con la paleta de colores súper definida

12. las pequeñas líneas que quedaron sin escarbar en el sello y se imprimen sobre la tela 

13. la luna cuando está llena, enorme y amarilla 

14. el cielo estrellado en una noche despejada 

15. hojear un libro de recetas con fotos bonitas

16. las sábanas de fleece en invierno 

17. caminar descalza en la playa 

18. comer un brownie caliente con nieve

19. encontrarme con un trozo de dátil en mi muesli 

20. tocar la corteza de un árbol 

21. un “te quiero mucho mami” de Emma

22. la acuarela escurrida sobre el papel

23. recostarme en el pasto sobre una quilt

24. mi canción favorita en Spotify

25. la lluvia en la ventana

26. un ramo de tulipanes

27. una cobija tejida

28. el olor (y el sonido) de la cebolla acitronándose en un sartén 

29. un pan tostado con mantequilla, azúcar y canela

30. un altero de libros de costura o cocina

31. cualquier objeto color turquesa

32. una página en blanco 

33. la manita de Matías acariciando mi panza

34. un sembradío de calabazas 

35. una pila de telas coloridas 

36. una vela encendida

37. el olor de la canela 

38. el camote con piloncillo 

39. mis cacerolas vintage Le Creuset color naranja 

40. un atrapasueños 

41. un libro y una hora sin interrupciones 

42. los cucharones de madera de la cocina

43. una pila de platos de cerámica coloridos 

44. una calle empedrada 

45. las hojas secas en otoño 

46. una quilt doblada 

47. la casa limpia y ordenada 

48. un algodón de azúcar 

49. un mazo de lavanda 

50. un smoothie bowl con arándanos congelados