MIÉRCOLES DE MERCADO

El mercado Ignacio Ramírez, en el centro de San Miguel de Allende, está bastante tranquilo en este miércoles caluroso de mayo. Nos vamos directamente a las frutas y verduras para la comida de estos primeros días en el pueblo y le pido al marchante cinco plátanos, seis calabacitas, tres mangos, un melón, tres aguacates, una cebolla, seis jitomates y una decena de limones, entre otras cosas. Noto su mirada extraña y caigo en la cuenta de que siempre he comprado así: por pieza y no por kilo. 

A diferencia de Peña Nieto, sí soy la señora de mi casa y sí sé cuánto cuesta el kilo de manzana o de chayote, pero estoy acostumbrada a calcular lo que mi familia va a comerse mucho mejor por pieza y no por peso. Siempre ha sido así. Me paso luego a otro puesto para comprar queso y huevo y a un tercero para llevar arroz, lenteja, sal y azúcar. Repaso rápidamente por mi mente lo que pueda hacernos falta para cocinar cosas sencillas y rápidas, que tampoco vine para pasármela en la cocina, cuando veo a una señora mayor haciendo tortillas con sus manos agrietadas color chocolate entre un montón de chiles rellenos, nopalitos y quelites hechos bolita.  

El olor a maíz recién cocido me hipnotiza y me dirijo a ella para comprarle un poco de su divino tesoro. 

"Me da medio kilo por favor", le pido. 

"Aquí no sabemos de kilos. No tengo siquiera 'onde pesarlos. Aquí vendemos la docena a diez pesos", me contesta. 

"Muy bien, le pido dos docenas entonces". 

La mujer de cabello cano y vestido de ocho mil colores me empaca en una bolsa las veinticuatro tortillas. Le doy los veinte pesos y me voy con el recordatorio de que las unidades precisas pueden ser aplicadas en cualquier caso, pero jamás en la cocina, donde una pizca, un chorrito, un puño o un apenitas son la ley a la que tarde o temprano tendrás que apegarte si quieres salir invicta.      

El placer irresistible de sentir las lentejas entre tus dedos. foto: David Josué

El placer irresistible de sentir las lentejas entre tus dedos. foto: David Josué

De chiquita yo no podía dejar pasar esta oportunidad.

De chiquita yo no podía dejar pasar esta oportunidad.

Una de las máscaras artesanales en el mercado Ignacio Ramírez de San Miguel de Allende.

Una de las máscaras artesanales en el mercado Ignacio Ramírez de San Miguel de Allende.