TIPS PARA EMPACAR TU MUDANZA

Los cambios de ciudad que llevo en mi vida han sido tres, pero las mudanzas de casa han sido tantas que ya he perdido la cuenta, así que puedo decir que tengo algo de experiencia con las cajas de cartón y la cinta canela. En estos días que nos hemos dedicado a empacar me he dado cuenta de que por  más minimalista que sea, nuestra familia es de cuatro miembros y nuestros trabajos requieren de varios objetos que a final de cuentas suman a todo lo que hay que gestionar. 

Así que se me ocurrió hacer una guía lo más sencilla posible para guiarte en el camino de tu próxima mudanza, ya sea a otra ciudad o simplemente a otra casa. 

1. DEPURA: Éste será siempre el primer paso antes de empacar, pues es mucho más sencillo guardar lo que estás segura que vas a llevar a tu nuevo hogar y no estar decidiendo en el momento qué se queda y qué se va. De hecho, depurar es de las cosas que más me gustan de las mudanzas. O quizá deba decir que es algo que me gusta en general porque siempre estoy haciendo limpias y depurando mi casa de objetos que no necesitamos. Hay dos formas de depurar:

Por habitación: Entra a una habitación de tu casa con el firme propósito de no salir de ahí hasta que hayas depurado todo lo necesario. Hay que revisar cada cajón, cada mueble y cada armario. La forma en la que yo lo hago es preguntándome (o preguntándole a mi marido o a los niños) si tal o cual objeto tiene más de un año sin usarse. Si la respuesta es sí, entonces lo saco para donarlo o venderlo (obviamente con su autorización si el objeto no es mío, que la minimalista es una y no hay por qué arrastrar a los demás). 

Por categoría: Elige una categoría (ropa, libros, artículos de cocina, papeles, fotografías, etc.) y coloca en el piso o en tu cama todo lo que hay en tu hogar que corresponda a esa categoría, sin dejar fuera ninguna habitación. En ese momento puedes hacerte la misma pregunta: ¿Este objeto tiene más de un año sin ser utilizado? Marie Kondo, la reina japonesa del orden, sugiere también que te preguntes si ese objeto aporta valor o felicidad a tu vida, pues hay cosas que quizá no se usen demasiado pero que sí nos aportan valor, como un cuadro lindo en la pared o esa vajilla que te gusta sacar cuando vienen a cenar los amigos. 

Depurar todas nuestras pertenencias puede ser un proceso difícil, así que no esperes hacerlo en un solo día ni obligarte a deshacerte de demasiadas cosas si nunca en tu vida lo has intentado. Si te cuesta trabajo decirle adiós a las cosas, algo que sirve es pensar que al dejarla ir le estás dando la oportunidad de alargar su vida cuando alguien más la use. Siempre es mejor que las cosas se usen a tenerlas empolvándose en un cajón o un garaje.  

Es súper importante hacernos responsables de los objetos que sacamos en estos procesos de depuración. No se vale tirarlos a la basura y ya está. Hay que tomarnos el tiempo de donarlos o venderlos si es el caso y de pensar a quién podrían servirles para que en realidad continúen siendo de utilidad. Es cierto que hay cosas que a veces están inservibles pero puedes pensar en reciclarlas antes de tirarlas a la basura, que debe quedarse siempre como la última opción. 

2. COTIZA: No tienes idea de lo que a veces puede fluctuar el precio de una mudanza de empresa a empresa. Tómate el tiempo de cotizar y, sobre todo, de pedir recomendaciones entre tus conocidos. Especifica bien a tu proveedor si es una casa de una o dos plantas y más o menos cuántos muebles y cajas tendrán que cargar. Incluso hay servicios de mudanza que te ofrecen visitar tu domicilio para ver lo que llevarán y brindarte una cotización más justa. No te vayas de entrada por la más barata si no es recomendación de alguien de confianza, porque muchas veces te quedan mal con los tiempos o te maltratan tus cosas en el camino.   

3. CAJAS DE TRES TAMAÑOS: Ahora sí, ¡a empacar! Lo ideal es conseguir cajas recicladas (para ahorrarte una lana y para darle un cariñito al planeta) en supermercados, fábricas, tienditas de la esquina o incluso con amigos que sabes que las guardan para reutilizarlas. Es buena idea conseguir de tres tamaños diferentes: las chicas para objetos pesados como libros, papelería o vajillas, las medianas para ropa, cobijas, sartenes, juguetes o adornos y las grandes para objetos ligeros como cojines, almohadas, peluches o utensilios de plástico de la cocina. ¡Recuerda usar periódico para envolver las cosas de cristal! Otro tip es colocar estos objetos entre las cobijas o las toallas.   

4. TÓMATE TU TIEMPO: No te puedo decir exactamente cuánto tiempo antes debes empezar a empacar porque eso depende mucho de la cantidad de tus pertenencias y de tu tiempo disponible para esta actividad. Yo depuro con calma más o menos un mes antes de nuestra fecha de partida y una semana antes empiezo a empacar lo que ya sé que sí me llevaré al nuevo hogar. Una mudanza tiene ya suficiente nivel de estrés como para que encima le agreguemos el de hacer las cosas a la carrera.  

5. APROVECHA CADA ESPACIO: Procura no sobresaturar las cajas, pero sí llenarlas a su máxima capacidad. Si vas a empacar cajas pequeñas, intenta llenar éstas con otras cosas más chicas. En cuanto a los trastes, apílalos por tamaño y los tuppers sin tapa para que ocupen menos espacio. Juega al tetris con tus libros en cada caja para colocar la mayor cantidad posible, empaca tu ropa súper bien doblada para que quepa mejor y usa tus maletas de viaje y tus bolsas grandes también para transportar otras cosas. Recuerda que entre más aproveches el espacio, menos cajas necesitarás y más fácil será la desempacada.     

6. EMPACA POR CATEGORÍA Y ROTULA: Esto te facilitará la vida al desempacar en tu nuevo hogar. No mezcles objetos (salvo por el tip del vidrio que te mencioné arriba) en una sola caja. Empaca sólo ropa o sólo zapatos o sólo juguetes en cada una. Cuando termines de empacar rotula con un marcador lo que lleva esa caja y la habitación a la que va (cocina, baño, sala, recámara de los niños, etc.) para que sea mucho más fácil acomodar a tu llegada. También puedes dibujar un círculo rojo en las cajas que van en la segunda planta (si es el caso) y un círculo verde en las que van abajo para facilitar el trabajo de los cargadores. 

7. NO TE CONFÍES: Esto lo digo por experiencia jajaja. Cuando uno cree que ya acabó de empacar y que sólo tiene afuera “lo que está usando” suele llevarse una sorpresa mayúscula el día de la mudanza. Muchas veces me he visto a mí misma, mientras el camión está subiendo las cajas y los muebles, recogiendo todas esas cosillas que se quedan al final y que no sabes de dónde salieron: las pilas o las monedas viejas de un cajón, la ropa sucia de dos días atrás, los recibos o dibujos de los niños pegados en el refrigerador, las extensiones de la televisión y la computadora, la herramienta con la que desinstalaste los cortineros o los abanicos de techo, el papel de baño, los ganchos de ropa… y mil cosas más que luego andas malabareando porque ya no tienes cajas ni ánimos de empacar nada más. Lo que yo hago es empacar en una maleta lo que estamos usando en realidad, como si estuviéramos de viaje, y guardar hasta el último hilo dental que no está en esa maleta en sus respectivas cajas de cartón. 

8. DESEMPACA DE INMEDIATO: Podemos caer en la tentación de desempacar sólo lo que vamos a usar y dejar en las cajas los libros o las cosas de la cocina que no usamos tanto, pero con el tiempo me he dado cuenta de que si dejas algo en cajas, en cajas se quedará por meses o incluso años. Al llegar al nuevo hogar aún contamos con la adrenalina de la mudanza y es bueno aprovechar esa energía para concluir el trabajo hasta su final. Además, aunque sea más cansado y requiera un poco más de tiempo acomodar todo en dos o tres días, te aseguro que descansarás mucho mejor después al ver tu casa ordenada y lista que toparte a cada rato con cajas que son como pendientes que no nos dejan relajarnos totalmente. 

Pero sobre todo, el mejor consejo que puedo darte es que disfrutes del proceso. Hay gente como yo que lo disfruta por default jajaja, pero si eres de las que no, tómalo con calma y sé gentil contigo misma, dedícale pocas horas al día y luego prémiate con un masaje, una caminata en el parque o un buen libro. Si tienes cualquier otra duda házmela saber en los comentarios. ¡Feliz mudanza si estás a punto de embarcarte en una! 

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